Macha: Las diosas ocupaban un lugar predominante en el panteón de los
celtas. Debido a la maldición de Macha, la madre de los gemelos de Emain,
contra los hombres del Ulster, a muchos se les consideraba más débiles que las
hembras, por lo que en la vida social la mujer disfrutaba de notables
preferencias. Una muestra de ello es que en un gran número de tribus a los
recién nacidos se les ponían los apellidos maternos.
Artio era la diosa de los campos, especialmente venerada por el pueblo
celta de los helvecios, pero también en Asturias y otros puntos de Hispania. Se
representa junto a un oso y un árbol.
Arduina, una diosa cazadora del Bosque de las Ardenas, es representada
en una estatuilla de bronce montando a galope un jabalí, y con un cuchillo de
caza en la mano. Ése era el nombre galo de Diana, diosa de los bosques: Arduina
o Abonoba (de donde deriva el nombre del río inglés Avon), divinidad de las
fuentes y de la salud, y también de la luna. En algunos lugares de Alemania recibió
el nombre de Mattiaca.
En las proximidades de las fuentes termales se acostumbraban los galos a
levantar monumentos religiosos en los que se veneraba a Icovellauna, la diosa
de la fuente de la frontera, y a una especie de ninfas. En esto perduró el
espíritu indoeuropeo que dio nombre divino a ríos: Diva, Deva, Debe, Dieppe,
Diest, Etc.
Morrigu, Morrigan, Morigan, Carrigan, Carrie, Morrighan o Morgana, es la
diosa celta conocida por estos nombres, desde Irlanda hasta Gales e Inglaterra,
también es conocida como la “Gran Reina”, que quizás sea el más popular y
conocido, pero hay otros como “Diosa Suprema de la Guerra”, “Reina de los
Fantasmas” “Reina de los Espectros”… Cuando aparece en los arroyos, lavando los
ropajes de aquellos que van a morir, como en el caso de Cuchulainn, es el
heraldo de la muerte y es llamada el “lavador del vado”.
Morrigan es la diosa de la guerra, la muerte, la renovación, la
victoria, la fertilidad, el sexo. Otros de sus aspectos coinciden en señalarla,
además de diosa de la guerra, del destino y de la muerte, como diosa de ríos,
lagos y todo tipo de aguas dulces. Si bien es cierta que es la diosa de la
guerra y la destrucción lo es del renacimiento y la renovación después de la
destruccion, la muerte que da a luz a una nueva vida, el amor y el deseo
sexual. La vida y la muerte están muy unidas en el universo celta.
Morrigan forma parte de una tríada con dos nombres más: Badbh y Macha.
Es la misma diosa con diferentes aspectos y facetas. Realmente es una diosa
compleja, al estar compuesta por una Tríada como sucede con otros dioses o
diosas celtas. El 3 es un símbolo de la Totalidad y la eternidad, entre otras
simbologías. Incluso se la relaciona con la “Gran Diosa Blanca” “La Gran
Madre”, “La Diosa Luna” “La Reina de las Hadas”, que era Dana ( Dé Ana) (Diosa
Ana, o Anu), en su aspecto mas sombrío, en este caso formarían la Trinidad del
Destino con Dana, Badh y Macha y en conjunto son llamadas “Morrigan”, tres
aspectos diferentes de la misma Diosa.
Rosmerta fue la diosa de la riqueza y de la fecundidad, a la que amaba
Mercurio. Sus imágenes llevaban un enorme cuerno de la abundancia. El prefijo
Ro nos indica su importancia.
Los celtas conocieron y heredaron el culto a las deidades maternales.
Ana-Dana, la diosa de la tierra, madre de los dioses, brindaba la felicidad a
Irlanda. Y en los textos irlandeses la importancia de la diosa madre destaca
especialmente. Finnabair, su hija, era la esposa de todos los reyes de Irlanda
Un grupo de tres diosas, las Matronae, fue adorado en todo el dominio
celta. Se las representaba sentadas juntas, con largas túnicas. Todos sus atributos
sugieren fertilidad: llevan un objeto redondo en la cabeza y sobre las rodillas
portan cestos de fruta, animales o un cuerno de la abundancia. También pueden
ir acompañadas de niños.
En cuanto a Epona, era la diosa gala de los caballos, venerada también
en España. En Irlanda se la conocía como Edain. Era una diosa de la naturaleza,
asociada al agua, la curación y la muerte indistintamente, y comparable a
Cibeles. Los romanos la incorporaron a su panteón. Acuñaron monedas en las que
aparece con cabeza de caballo, y adornaban los establos con imágenes suyas. Era
una divinidad doméstica de la abundancia o la prosperidad, y cada 18 de
diciembre se hacía un festival en su honor en la propia Roma.